SEMANA 4
Estamos en coma (1)
Por Jairo Valderrama, editado por
Natalia Obando.
Alguien ha dicho que la coma es un punto al
que se le corrió el champú. Aparte de esa inusual y simpática broma, quizás sea este, la coma, el signo más usado
por algunos creativos en el arte de la
escritura. Por lo general, cualquier pausa en el ritmo lleva a que muchas personas,
al detener momentáneamente el bolígrafo y suspender los dedos sobre el teclado,
marquen por acto reflejo ese signo, “sin querer queriendo” (como diría el humorista
Roberto Gómez Bolaños); pero con ello se comete una infinidad de desatinos que
ofrecen un sentido a aquello que queremos decir.
Aclaro que la puntuación, junto con la
connotación de las palabras, proporciona un sentido
particular y único a las frases u oraciones.
Omitir un signo determina una idea; dibujarlo escribe otra. En tal caso, con la
intención de contrarrestar (así sea en
pequeñas dosis) la ilimitada y gran generosidad de ustedes mis lectores, paso a
la siguiente mención:
se trata de un uso particular de la coma (habrá otros, en las próximas semanas,
todos los viernes).
Cuando en una oración se incluye un dato para precisar alguna cualidad y este se enmarca entre comas, a eso se le llama “inciso
explicativo”. Si este inciso explicativo se omite (casi siempre solo
mentalmente), la idea de la oración debe permanecer intacta. Ejemplos: 1.
El arquitecto que está
diseñando la casa , señor Armando Paredes, vendrá el siguiente viernes / 2. El contador de la empresa, Enrique
Cido, fue despedido.
Noten que los incisos están subrayados (solo para precisarlos). En
estos casos, siempre deben marcarse las dos comas. Si los incisos (que son
datos aclaratorios, nada más) se suprimen, las oraciones deben conservar su
sentido; eso prueba que las comas (¡las dos!) están correctamente marcadas: 1. El arquitecto que está diseñando la
casa vendrá el viernes siguiente. 2. El
contador de la empresa fue despedido.
En estas dos últimas oraciones, ya se sabe a quiénes nos
referimos. Pero, si queremos dar el nombre de las personas que ocupan esos
cargos, entonces los incluimos como inciso, en caso de que alguien los ignore.
Inclusive puede cambiarse el inciso (el sujeto pasa a ser inciso, y el inciso,
sujeto): 1. El señor Armando Paredes, el arquitecto que está diseñando la casa, vendrá el siguiente viernes / 2. Enrique Cido, contador de
la empresa, fue despedido.
Si se suprimen estos incisos, también la oración conserva el
sentido (aunque dejemos de mencionar el cargo de cada uno): 1.El señor Armando Paredes vendrà el
siguiente viernes / 2. Enrique Cido fue
despedido.
Y eso puede hacerse porque, en cada caso, uno es el otro, y el otro es uno. ¿Han
entendido?
Ahora probemos con dos ejemplos más: 1. El guardia de seguridad,
Jairo Milán, tuvo su turno en la noche. / 2. El jurado del caso,
Hernán Vales, no pudo asistir el día de
hoy. Aquí,
ya tenemos subrayados los incisos. Ahora vamos a suprimirlos. Si el sentido en las oraciones
es claro, las comas están correctamente
marcadas: 1. El guardia de seguridad tuvo su
turno en la noche. / 2. El jurado del caso no
pudo asistir el día de hoy.
Ahora preguntamos: ¿Acaso solo hay un guardia de seguridad y
este solo guardia se llama Jairo Milán? ¿Acaso solo hay un jurado del caso, y este solo jurado se
llama Hernán Vales? El sentido común nos dice que no. Al marcar esas comas así, se
está diciendo (de manera implícita) que solo hay un guardia de seguridad y que solo hay un jurado
del caso. Por tanto, en esos casos se escribe de
largo, sin comas: 1. El guardia
de seguridad Jairo Milán tuvo su turno en la noche. /
2. El jurado del caso Hernán Vales no pudo asistir el día de hoy.
Solución:
A diferencia del señor Armando Paredes y de Enrique Cido,
en estos dos últimos casos uno no es el otro, ni otro es uno. Sencillamente,
hay más guardias
de seguridad y más jurados del caso. Todo esto se arregla cambiando el orden: 1. Jairo Milán, guardia de seguridad, tuvo
su turno en la noche / 2. Hernán Vales, jurado del caso, no
pudo asistir el día de hoy.
Ahora, suprimamos, así sea mentalmente, los incisos para verificar
que las comas han sido marcadas correctamente: 1. Jairo Milán tuvo su turno en la noche. / 2. Hernán Vales no pudo asistir el día de hoy. ¿Entendido?
Siempre:
Si hay un inciso (dato aclaratorio), suprímase mentalmente este
para verificar si la oración conserva el sentido; si no es así, la oración es
incorrecta. Según ese sentido que se busca y para estos casos, se marcan las
dos comas o, definitivamente, no se marca ninguna: marcar una sola coma es matar la oración.
Seguimos en coma (2)
Muy pocas personas alcanzan a
distinguir entre “ Laura desayuna huevos pericos con cafè
y pan” y “Laura, desayuna
huevos pericos con huevo y pan ”. La diferencia: una
coma.
Hace un rato
tratamos el uso de la coma referente al inciso explicativo. Con respecto a este
asunto, una aclaración: nunca debe separarse con coma (ni con ningún otro
signo) el sujeto del predicado. Si vamos a escribir que el reconocido y encantador director italiano de la película donde
fue incluida la actriz latinoamericana llegó a
Bogotá, pues debe escribirse: “El reconocido y encantador director
italiano de la película donde fue incluida la actriz latinoamericana llegó a
Bogotá”. El
sujeto es el ejecutor de la acción (“el reconocido y encantador director
italiano de la película donde fue incluida la actriz latinoamericana”) y el verbo (“llegó”) es la acción ejecutada. Jamás debe
marcarse signo alguno entre estos, sin importar la extensión. Podemos escribir:
“Sarah comía”, donde el sujeto
es “Sarah” y el verbo, “comía”. Noten: tampoco hay coma entre estos dos.
Luego de esta aclaración, sigamos (porque “seguimos en coma”). El
siguiente uso de este signo se refiere de manera literal a las palabras con que
nombramos (nominamos) a una persona o a varias, o a seres personificados.
Cuando pretendan definir el concepto “Calor” ante alguien que nunca lo ha visto ni sentido, se
recomienda llevar a esa persona a un lugar donde pueda ver y sentir el Calor. Por tanto, procederemos de manera similar, no tanto con lo irritante del Calor, pero sí al menos con algunas lucecitas, que funcionarán
como ejemplos.
Cada vez que nos dirigimos a una persona (personas o ser
personificado) y la nombramos, esa palabra se llama vocativo: “ Ya que vas a la tienda, Valentina, por favor
trae jugo de guayaba”. El vocativo es “Valentina”,
porque con esa palabra nos dirigimos a una persona llamada así. Si hubiésemos
acudido a un apodo (cariñoso en este caso), también este sería vocativo. “Bebé,
ya que vas a la tienda...”.
Todo vocativo debe separarse del resto de la oración por coma:
después, antes y después o solo antes, dependiendo de dónde lo situemos. “Sabes, Darío, que me gustan tus zapatos”,
“Darío, sabes que me gustan tus zapatos”, “Sabes que me gustan tus zapatos, Darío”. En todos estos casos, nos dirigimos a Darío. Si él se llamara Rodrigo Diaz Torres y quisiéramos usar todo el nombre compuesto, pues una de
las oraciones posibles será “Sabías,
Rodrigo Diaz
Torres, que me gustan tus zapatos”.
Ese uso de la coma vale también para apodos, alias, cargos,
apelativos, rangos, grados, etc., siempre y cuando le hablemos a alguien, ¡que
es distinto a hablar de alguien! Más ejemplos: “Sígame, señor policía, a atrapar al ladrón”, “Dígame, doctora, dónde puedo comprar
el medicamento”, “Usted,
querido amigo, está más desubicado que un
perro en un trasteo”, “Parece, señor
Méndez, que la junta lo ha despedido”, “Párate aquí, Rosa
Valentina, para tomarte la foto”, “Oiga, usted, ¿sabe
quién soy yo?”, “¡Cuánto te amo, novio mio!”, “los impuestos, señor presidente, no han sido pagados todavía”, “¿Tiene minutos, vecina?”.
Por supuesto, también es válido este uso cuando nos dirigimos a un
grupo de personas: “Bienvenidos,
niños y niñas,
esta noche a la presentación de Mickey Mouse”, “Durante todo el tiempo, aventureros, no
podrán usar el celular”, “Atención, visitantes”. En el caso de seres
personificados, he aquí más ejemplos: “Vete al guacal, Akira. Te orinaste en la cama”,
“Boronas, no te comiste tu comida!”, “No subas al balcón, Luna” (no se trata de nuestra satélite natural, sino de un perro travieso).
En variados contextos, hay otros usos muy simpáticos, casi
emparentados con la cursilería: “Yo te dije, Pollito que no quería sorpresas”, “Ayúdame, Perrito, con
la tarea para mañana”, “¡Ay, Chiquistriquis, no se te olvide que mañana es mi cumpleaños!”, “Sabías, amorcito, que
ya no te quiero”, “Dime, bombón mío, si te gustó
cómo canté”.
En el pasado catorce de febrero, en la fiesta del amor y
en el país donde no se celebra, fueron muchas
las comas que devoraron algunos enamorados: “¡Gracias, Enamorada!”, “¡Ay, novio mía, te amo en
el alma!”, “Hoy nos reunimos, amantes, para convocar el amor”.
“Admiramos, a quienes aman con pasión”, “En esta fecha,
respetados amantes, no celebramos el
amor”.
Hay otro vocativo que situamos en un orden determinado, según el
grado de nuestras angustias:
“Por favor no grites, Diana”, “No grites, Laura, por favor”, “Laura, por
favor no grites”. Ello sucede sobre todo cuando empiezan los parciales.
Continuamos en coma (3)
Cuando se escribe “Ella ordeña la vaca y el la llama ”, apenas
algunos lectores precisan si “el la… llama” o
“el ordeña ...llama”. Para eso sirve conocer el uso de la coma elíptica.
James David Rodríguez Rubio y Juan Guillermo Cuadrado Bello en el
pasado Mundial de Fútbol (2014) repartían juego de manera muy acertada, a
diferencia de cómo algunos escribientes reparten ahora las comas.
“Después de que el niña practicó ballet, el año pasado, viajó a Nueva York” es una oración que presenta confusión porque se ignora
qué sucedía el año pasado: ¿la niña practicó ballet? o ¿viajó a New York?
Cualquier acudiente regular de los pretextos afirmaría: “Pues practica
ballet en New York,
y ya”. Por eso, en la cabeza de estos
comentaristas casuales quizás solo se hallen los hexágonos o pentágonos que han
dejado marcados los balonazos.
La solución es sencilla. Si deseamos decir que la niña practicó con el
balón el año pasado, debe suprimirse la coma después de “ballet”, y nada más. En cambio, si la intención consiste en
indicar que la infante el año pasado viajó a New
York, pues se suprime la coma después de la palabra
“pasado”. Definitivamente: nunca antes fue tan fácil aprender a marcar comas
correctamente.
Centrémonos ahora en el siguiente uso de la coma, después de
tratar (espero que los recuerden) los casos del inciso explicativo y del
vocativo. En esta oportunidad, la aplicación de este signo consiste en
reemplazar verbos o expresiones verbales; es muy fácil. Y para personas de
mente tan abierta, esta exposición no constituye ningún inconveniente. ¿Cierto?
Se trata de la llamada “coma elíptica”. Como recordarán, el
elemento esencial en una oración es el verbo conjugado con sentido completo. Si
este falta, equivale a que a una persona le falte su cabeza. Sin embargo, ese
verbo o esa acción pueden reemplazarse por una coma, la elíptica. El caso se da
sobre todo cuando hay dos oraciones seguidas y se omite el verbo en la segunda.
Ejemplo sencillo: “Yusbleidis estudia
teatro musical en la universidad y Mariano, en el teatro”. Hay dos oraciones, unidas por la conjunción “y”; pero en la
segunda se ha suprimido el verbo para no repetir “estudia”, y en ese lugar se marca la coma elíptica, justo después
de “Mariano”. La coma en esa segunda oración
equivale a decir “estudia teatro musical”.
Miren la oración de nuevo.
La intención, entonces, consiste en evitar la repetición verbal y,
al mismo tiempo, añadirle más fluidez a la expresión. Examinemos más ejemplos,
quizás uno de los recursos más efectivos para comprender cualquier idea: “Marcela encontró la cura del cáncer y Juan, del
coronovirus”.
Por supuesto, sólo puede reemplazarse un
verbo si ya se ha mencionado. De buenas a primeras, resulta absurdo decir. “
Juan, del coronovirus”,
porque esa expresión estaría falta de sentido. La coma significa “encontró
la cura”, el verbo ya mencionado en la primera
oración.
En una enumeración de oraciones separadas por punto y coma, puede
reemplazarse el verbo varias veces: “El ganador a mejor película fue
Parasite; a mejor actriz, Renée Zellweger; a mejor
actor, Joaquin Phoenix;
a mejor fotografía, 1917; a mejor guión adaptado, Jojo
Rabbit; a mejor maquillaje, El Escándalo, y a
mejor canción original, Rocketman”. Como notaron, en ese
tipo de enumeración, se marca otra coma antes de la “y”; ello evita
confusiones: algún despistado puede suponer que El escándalo es ganador tanto de
mejor maquillaje como de mejor canción
original, pero esa comita adicional nos aparta de los
malos entendidos, sobre todo de carácter internacional o en el amplio campo de el cine. ¿Habrá protestas del entretenimiento, de estudio a estudio,
por una coma equivocadamente marcada?
Recuerdo los usos de la coma hasta ahora tratados aquí: el inciso
explicativo, el vocativo y este, el de la coma elíptica (que reemplaza el verbo
o la expresión verbal). Hemos tratado tres casos.
Para cerrar esta explicación, tomemos el ejemplo que encabeza este
escrito, el de la vaca y la llama. Si se marca coma después de “él”, entonces él ordeña la llama. Si deseamos afirmar que el la llama, no se marca coma. Por tanto, eso de que da igual marcar
la coma o no marcarla es comparable a que da los mismo fijar un semáforo con
luz amarilla, o verde, o roja, en una misma intersección vial y al mismo tiempo
en una congestionada ciudad. Después, muchos se lamentan de tanta estrellada, y
se quedan allá, en las estrellas.
El
despertar de la coma (4)
En una enumeración de elementos comunes, nunca debe marcarse coma
antes ni después de la y.
De nuevo, gracias a todos los lectores por acogerse de manera
paciente a la exposición (muy sucinta) de estos básicos usos de la coma. Luego
de este, vendrán otros textos con temas diversos; pero, a petición de muchas
personas, hemos tratado de satisfacer las demandas de mayor urgencia en la
escritura. Y el uso de la coma es una de estas.
Recordamos los casos que ya hemos tratado: inciso explicativo,
vocativo y coma elíptica (la que reemplaza una expresión verbal). En esta
oportunidad, nos centraremos quizás en el uso más fácil para casi todos los
escribientes: la enumeración de elementos que comparten características.
Ejemplo: “Maria, Manuela, Salomón, Juan y Matthew llegaron muy tarde a la reunión con el director”. Atención: ni antes ni
después de la y se marca coma (por supuesto, tampoco entre “Matthew” y “llegaron”, porque quedarían separados sujeto y
predicado, un error garrafal).
Aparte de los nombres propios, también es posible separar con
comas otro tipo de elementos, como adjetivos, verbos o sustantivos comunes,
entre otros. Más ejemplos: “En
el desorden del cuarto, no se encontraban las camisetas largas, pequeñas, ombligueras, rotas, nuevas y viejas”; “el perezoso no se levantaba , ni comía, ni
caminaba y ni hablaba
no tenía pasión para vivir”; “sobre la
cama estaban gatos, perros, ropa, zapatos, comida, hojas, varias decoraciones y fotos de la familia completa”. Otra vez: sin coma antes ni después de la y.
La fórmula también es aplicable para oraciones muy cortas, que
cuenten con sujeto y predicado. Por supuesto, cada una debe compartir
semejanzas: “Sofía leía
filosofía, Mauricio estudiaba biología, Karen buscaba libros de literatura, Sharon cantaba, Michelle
cocinaba su plato favorito y Juan dormía como
siempre”.
Tampoco se marca coma antes ni después de la y.
A veces, la premura por tomar nota o digitar las palabras nos
lleva a continuar con el mismo ritmo de la marcación enumerativa, y de ahí
surge el error de que una coma entrometida quiera irse pegadita a la y.
Concentraditos.
Casos especiales
A este respecto y debido la reiteración de que nunca debe marcarse
coma antes ni después de la y en una enumeración, es frecuente la pregunta de
si existe un uso donde se marque coma antes o después de la y. La respuesta es
sí (ya lo vieron en el párrafo anterior). Y la cantidad de posibilidades son
proporcionales al número de combinaciones entre las palabras de nuestra lengua
(ver la Biblioteca de Babel, del escritor argentino Jorge Luis Borges).
Citaré un ejemplo sin marcar la coma correspondiente. Cada uno de
ustedes, estoy seguro, sabrá dónde debe marcarse. Leamos muy despacio: “Entre la lista de música de Pablo se encontraban Maluma, J Balvin, Daddy
Yankee, Karol G, Becky
G y Don Omar y
Lorde, Adele, Bruno
Mars, Harry Styles y
Finneas en la lista de Juana”. Sí: la coma se marca
justo después de “Don Omar”.
Por supuesto, este es un ejemplo rebuscado, pero permite evidenciar la
confusión que surge en una lectura continua entre dos grupos de elementos (en
este caso, animales marinos y terrestres).
En otros casos (que ya hemos tratado), también puede marcarse coma
antes o después de la letra y. Ejemplo: “La que originó la pelea, y todos lo sabían,
fue la niña que estaba sentada junto a mi”. La parte subrayada de la oración es solo un inciso explicativo,
pero empieza por y. Al suprimirse este, la oración no cambia de sentido: “La
que originó la pelea fue la niña que estaba sentada junto a mi”. ¿Fácil? ¡Claro que sí!
En otros momentos, la coma va después de la y: “Roberta cocinaba pastel de moras y, sin que nadie se diera cuenta, hacia mousse de chocolate”. Otra vez estamos aplicando el caso del inciso explicativo;
suprimámoslo: “Roberta cocinaba pastel de moras y
hacia mousse de chocolate ”.
En estos dos últimos ejemplos, resulta de alguna manera
coincidente que la y aparezca cerca de la coma, pero no es la y el motivo para
marcarla, sino la presencia del inciso explicativo. Por tanto, hasta aquí el
uso de la coma, condición de la cual empezamos a despertar. Muchas gracias por
estas significativas marcaciones.
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