SEMANA 1

Día 1: 24 de enero del año 2020.
Siendo las 6:45 del día viernes, me encontraba en una silla en la tan fría mañana pero igualmente hermosa en el que ahora es mi segundo hogar. Esperaba sola en la silla y pensaba en si habría llegado en exceso temprano, pues no encontraba a nadie de mis compañeros de grupo cerca. Decidí entonces entrar al salón en el que comenzaría mi mañana, mi jornada de estudio, mi día, mi clase de análisis de textos.
Al entrar me encontré con un salón lleno de sillas y de mesas, pero sin nadie adentro, busque un lugar donde pudiera observar sin ninguna distracción la clase, me senté contra la pared y la ventana, diagonal a la puerta para estar pendiente de poder reconocer al profesor que aún era desconocido para mí al igual que su clase. Poco a poco comenzaron a llegar más compañeros los cuales saludaban con una voz casi inaudible, tal vez es entendible cuando aún no tenemos confianza para mirar a los ojos. Faltando casi cinco minutos para que el reloj marcara las 7:00 am, llego un adulto que inspiraba autoridad, lo sé, porque en ese momento todos mis compañeros guardaron silencio. Saludó y luego se sentó en el primer escritorio que se encuentra mirando al sentido contrario que todos los demás escritorios, en él se encontraba un computador con su respectivo teclado, y como todos los estudiantes intuimos, se sentó en el escritorio que pertenece al profesor. Comenzó a teclear y parecía que estuviera buscando algún documento el cual quería mostrarnos, luego de que el reloj marcara las 7:00am en punto se dirigió a nosotros expresándonos que deseaba esperar cinco minutos más antes de comenzar la clase, para darle una oportunidad a las personas que aún no habían llegado. Aquellos cinco minutos se convirtieron en diez minutos, en el que el seguía desesperado por buscar aquel documento, video, presentación que nos quería enseñar. Se paró del lugar en donde solo se sienta la autoridad (no juzgo, ni cuestiono aquel lugar, lo respeto) y aquel adulto que había entrado hace quince minutos, se presentó como nuestro profesor para la clase de todos los viernes de 7:00 am a 9:00 am de análisis de textos. Su nombre es Juan Sebastián Cobos, es totalmente atípico e incluso anormal que cualquier otro profesor (excepto el de precálculo) lucía cómodo, pues no utilizaba traje como la mayoría de profesores (si no son todos)  lo hacen. Me agradó.
No puedo recordar muy bien acerca de lo que comentó al principio de clase, pues confieso estar analizando el nombre de la clase y para qué o por qué me serviría en mi vida profesional, lo cual llega a ser obvio. Comencé a escucharlo (no oírlo)  cuando nos mencionó una dinámica para que todos nos conociéramos mejor, lo que a mí me parecía fantástico, debido a que no habíamos tenido la oportunidad y obligación de hacerlo, ya que por voluntad propia no lo haríamos. Dibujo un reloj y nos pidió anotar a una persona a una hora determinada, así cuadrando una “cita” para poder respondernos mutuamente una pregunta que el profesor nos haría y por ende conocernos más.
Cuando comencé a buscar a aquellas personas que conocería un poco (muy poco) más, decidí no agregar a mis citas a aquellas personas con las que ya había hablado, con las que conocí en la inducción, a lo largo de la semana y del colegio. Si iba a conocer a personas, ¿por qué hacerlo con aquellas que ya conocía? A la primera persona que le pregunté si quería tener una cita conmigo fue a Karen que se encontraba a mis espaldas y expiraba una energía muy alegre, parecía una persona agradable y alegre, ella accedió al instante para “regalarme” su cita a las 2:00 (probablemente pm), luego con las demás personas con quienes me encontraba  por el camino hacía lo mismo, preguntar qué espacio tenía disponible y agregarlo a la “agenda”. Luego de haber completado la agenda, comenzamos con la cita de la 1:00, es decir, con Laura, hablamos acerca de lo que habíamos hecho en vacaciones, en resumen, nada interesante por mi parte, en cambio Laura, viajo a Girardot, fin. La cita de las 2:00 fue con Karen la alegre, me recibió con una gran sonrisa, no recuerdo exactamente cuál era la pregunta, pero me emociono saber que estudiaba teatro musical, pues mi segunda carrera a considerar era esa misma, porque me encanta y apasiona bailar, luego de compartir un poco del amor que le tenemos a la carrera, cambiamos a la cita de la 3:00, Paola, es una chica muy agradable, me compartió que le apasiona leer, le gusta bailar y ama las vacas, comparto el mismo gusto pero de forma inversa. Sergio fue mi cita de las 4:00, él vivía en Fusagasuga, es un lugar de clima templado, me agrado porque estaba muy feliz. Pasamos a la cita de las 5:00 María José es una chica muy agradable y decidida, pues al contarme como se proyectaba en cinco años parecía muy convencida de su futuro. A las 6:00 mi querida tocaya Natalia, me comento que es felizmente soltera porque no es su propiedad tener una relación, 100% de acuerdo con su posición, pues me encuentro igual. Con Daniela, mi cita de las 7:00, hablamos sobre la peor clase que hemos tenido, las dos estábamos de acuerdo que fue religión, porque nuestros profesores eran comunistas y en exceso religiosos. Pasamos a la cita de las 8:00 con la querida Mariana, mi compañera de colegio y ahora de universidad, el último libro que leyó  fue cincuenta sombras de Grey, el libro más explícito en describir el sexo, el cual no he leído ni he visto la película. Valentina era mi cita de las 9:00 y no recuerdo de que hablamos. Con mi cita de las 10:00 Nicolás, no lo deje hablar debido a que le comente mi gran lista de osos que he hecho en mi vida el solo reía. Cambiamos a las 11:00 y Carlos era mi cita, es una persona muy agradable y estudia ingles por la tarde. Termine mi agenda con Karen (otra Karen que estudia la misma carrera que yo), no recuerdo de que hablamos, además porque el tiempo era muy corto, pero es una persona muy alegre. Terminada la actividad, nos presentamos cada uno y los demás tenían que agregar información acerca de uno, la mayoría de estos fueron incómodos. Finalmente el profesor nos explicó su método de enseñanza, debido a que critica la forma de enseñar tradicional. El prefiere (y me agrada) enseñar por medio de la práctica, una de las actividades que tenemos que realizar a lo largo del semestre es una bitácora, que me emociona hacer debido a que me gusta escribir y más si no pertenece a un estilo predeterminado. La clase finalmente acabó faltando pocos minutos para que el reloj marcara las 9:00 am en punto. Salimos no más unidos, pero si conociéndonos más, por lo menos los nombres, el nombre de la vaca de Juan Pablo (Rogelia), quienes son solteros, quienes son coquetos, y los pudientes.

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